La Guardia Civil participando en la cuestación del Día de la Banderita |
Cuando una patera llega a la costa cargada de desgraciados, los primeros que se ponen manos a la obra para socorrerlos, son los guardias civiles; cuando unos chorizos silvestres se dedican al vandalismo por los campos de Dios, saqueando cosechas y robando a todo el que pillan, ahí está también la Guardia Civil; si hay que vigilar instituciones oficiales, juzgados o lo que haga falta, ahí está la Guardia Civil; si alguien se pierde en el mar o en la montaña, en los bosques o en los campos, quien le busca, es la Guardia Civil; si son catástrofes naturales, incendios o seísmos, son de los primeros en llegar; que hay que hacerle frente al terrorismo, al narcotráfico y a la delincuencia organizada, ahí están en primera línea; también están para vigilar las carreteras, ayudando al Estado a recaudar sus diezmos y a los ciudadanos a sentirse seguros por esos mundos.
Son, aunque algunos lo pongan en tela de juicio, una especie de ángeles custodios vestidos de verde, siempre dispuestos a ayudar al prójimo y a veces incluso a costa de su vida, por unos salarios justitos, viviendo en comuna y sujetos a la disciplina militar. Está claro que el Guardia Civil es vocacional, por eso y por tantas cosas, son de largo los más queridos entre los “Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado”, como pomposamente se les denomina en su conjunto.
¡Ah!, lo olvidaba, también se prestan gustosamente a participar en cualquier actividad benéfica para la que se les requiera, como el pasado 2 de junio, durante el Día de la Cuestación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que con pasodobles y marchas diversas amenizaron la mañana en un rincón de la Plaza de Alonso Martínez, en Madrid.
¡Viva la Guardia Civil!
Son, aunque algunos lo pongan en tela de juicio, una especie de ángeles custodios vestidos de verde, siempre dispuestos a ayudar al prójimo y a veces incluso a costa de su vida, por unos salarios justitos, viviendo en comuna y sujetos a la disciplina militar. Está claro que el Guardia Civil es vocacional, por eso y por tantas cosas, son de largo los más queridos entre los “Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado”, como pomposamente se les denomina en su conjunto.
¡Ah!, lo olvidaba, también se prestan gustosamente a participar en cualquier actividad benéfica para la que se les requiera, como el pasado 2 de junio, durante el Día de la Cuestación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que con pasodobles y marchas diversas amenizaron la mañana en un rincón de la Plaza de Alonso Martínez, en Madrid.
¡Viva la Guardia Civil!
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