domingo, 19 de junio de 2011

Sal y Pimienta

De todos los colores

Cuando abres una puerta, y más esta, ya no hay quien los pare, y eso hicieron Silvia y Ricardo cuando hace unos años celebraron sus bodas de plata. A partir de ese momento cogieron carrerilla y ya van cuatro. Eso sí, si te fijas, estos Alonso Alfonso son siempre los mismos, lo único que hacen (y muy bien, por cierto), es cambiar a la pareja del centro.

¿Y cómo se llega a este punto?

Bien, pues durante un tiempo, un grupo de apuestos muchachos (y también, alguna bella dama) se han dedicado con ahínco (y se dedican), a hacer méritos ante los ojos paternos (y maternos, por la cuenta que les trae), con el fin de obtener el visto bueno que les coloque en la línea de salida. (por supuesto que los mozos y mozas Alonso Alfonso, han hecho tres cuartos de lo mismo en los cuarteles generales de sus parejas)

Llegado el momento BODA, el Patriarca saca la libreta de “celebraciones diversas”, que está justo debajo de “peregrinaciones por el orbe” y al lado de “casa con piscina” y con un suspiro (de alegría), se humedece el pulgar y pasa las hojas parsimonioso mientra observa por encima de sus lentes al expectante auditorio, y meneando la cabeza vuelve la vista a la libreta en la que están todos apuntados.

Los de primera línea se miran de reojo, los que ya partieron sonríen tranquilos.

¿A quienes les toca ahora? (como si no lo supiera)

Y ahora les ha tocado a Débora y a Ángel

¡40º y nevando! ¡de película!

"Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo", Fue el lema escogido por Juan Pablo II para la Jornada Mundial de la Juventud que en 2002 se celebró en Toronto.

No es que el Papa no tuviera razón, que la tenía, solo digo que Débora y Ángel tenían nueve años menos, y el Santo Padre no había sido informado por Dios ni de su existencia, ni mucho menos de su futuro (que cómo muy bien nos recordó el celebrante, conoce más que de sobra mucho antes que nacieran)

De haberlos conocido, sobre todo a Débora, no habría tenido más remedio que añadirle “pimienta” al lema de aquella Jornada. Y es que esta chiquilla ya apuntaba maneras desde pequeña, con esa voz cadenciosa que te envuelve y te hipnotiza, y con esa caída de ojos que acaba con la resistencia de todo bicho viviente que se le ponga por delante, ha encontrado un digno consorte con quién salpimentar su vida y a todos los que les rodean.

Hacía tiempo que no veía unos novios tan felices, tan contentos, irradiando alegría con una naturalidad contagiosa y disfrutando intensamente SU momento. Se nota a la legua cuanto se quieren y lo transmiten con calor, tanto que hicieron saltar la alerta amarilla de las temperaturas murcianas hasta el sofoco.

Sin perder la sonrisa, cada uno echando mano de su abanico conjuntado, fueron desgranando los momentos de su enlace entre sonrisas y miradas cómplices, ante la atenta mirada de la asamblea allí reunida. Todo un lujo compartirlo con ellos y con el deseo profundo, de que el amor que se demuestran perdure en el tiempo capeando temporales de la mano de su fe. Y nosotros que lo veamos.

N-340

Estamos tan acostumbrados a las autovías y autopistas que casi nos hemos olvidado de las nacionales de toda la vida. Desde hace ya bastante tiempo la A-7 es el cordón umbilical de las capitales mediterráneas, y entre ellas, Murcia y Alicante.

Hoy día a nadie se le ocurre realizar el trayecto entre ambas ciudades sin recurrir a la A-7 y los cincuenta minutos que dura el recorrido. A mí particularmente no me gusta ese tramo, tiene mucho tráfico, el trazado es complicado y la falta de pintura en las líneas hace especialmente complicado circular de noche. Me estresa y me parece peligrosa, a pesar de los nuevos límites de velocidad.

N-340
Hemos tenido que ir a Crevillente y por supuesto ha sido por la A-7, a 110 km por hora clavados, y hemos llegado sin novedad a un Macro-Brico-Centro que hay en las afueras en busca de un toldo para la casita de madera.
 
Un chollo de toldo, pero con un pequeño problema: los 360 cm de longitud no entraban en el coche; o bien sobresalía por el portón trasero, imposible de cerrar con el consiguiente peligro de pérdida por deslizamiento, o excesivamente por la ventanilla del copiloto, solución menos mala elegida.

Regresar por la A-7 descartado, con casi un metro de toldo asomando por la ventanilla como la adarga de Don Quijote, imposible circular siquiera a los 110 permitidos, además de la más que posible intervención de la Guardia Civil con nefastos resultados.

¿Qué hacer? pues recurrir al plano de carreteras que la mayoría ha sustituido por un navegador parlante para encontrar una vía alternativa. ¿Cual? la de siempre, la N-340, que viniendo de Alicante, pasa por Elche (Elx), continúa a Crevillente (Crevillent), de donde se llega a Albatera, de allí a Orihuela y finalmente a Murcia. Un viajecito relajado, entre 60 y 80 km. hora, buena carretera, poco tráfico y llegada sin tropiezos con el toldo en ristre. Objetivo conseguido. ¡Qué diferencia con la estresante A-7!