Los Burgueses de Calais en la Plaza de Santo Domingo. Murcia |
Los Burgueses de Calais. Detalle 1 |
Los Burgueses de Calais. Detalle 2 |
Los Burgueses de Calais. Detalle 3 |
Aunque en su configuración
original Rodin concibió este grupo escultórico como una sola composición, en la
exposición que se hizo de él en Murcia, la genial ocurrencia fue la de
desperdigar a los seis personajes en la Plaza de Santo Domingo frente al Arco,
sin mayor orden ni concierto, (que yo sepa)
Es por ello, que de una forma un
tanto burda he reunido las seis esculturas en una única composición, además de
ofrecer por separado algunos detalles concreto que me llamaron la atención.
He recogido de Wikipedia
la historia de este curioso grupo escultórico de Rodin por lo interesante de la
misma y que transcribo a continuación con algunas licencias.
Los Burgueses de Calais fueron un encargo que representa la hazaña
heroica de un conjunto de personas de la ciudad de Calais, que se opuso a la ocupación de ésta. Rodin hizo una escultura
en un podio bajo, a ras del suelo, para que la gente pudiera contemplarla mejor.
Son un conjunto de seis personas, prácticamente individualizadas debido a la
vestimenta, el rostro, su expresión, el gesto de las manos, etc. El trato es
individualizado, y sin embargo, los personajes se interrelacionan con el
movimiento, lo que la hace ser considerada como una composición conjunta. La
expresividad es una de las características más destacables de Rodin,
sentimientos de angustia, orgullo, dolor, en fin, diferentes expresiones según
la cara de la figura de la que estemos hablando.
La historia de los burgueses de Calais
En su crónica sobre el Sitio de Calais, el cronista Jean
Froissart cuenta sobre los seis burgueses:
Para el rey Eduardo III de Inglaterra el puerto francés de
Calais, sobre el Canal de la Mancha,
era de gran importancia estratégica y en septiembre de 1346, tras la batalla de Crézy, dirigió un sitio a la ciudad. Tras varios
intentos de los ingleses de tomar la ciudad y varios intentos fracasados de los
franceses de romper el sitio, el rey Eduardo tomó la decisión en febrero
del siguiente año, de dejar morir de hambre a los habitantes de la ciudad.
En junio, las reservas de agua y
comida de la ciudad eran sumamente escasas. Un mes después, cuando los ingleses
interceptaron un envío de víveres, quinientos niños y ancianos fueron
expulsados de la ciudad para permitir a los demás sobrevivir, pero los ingleses
les impidieron el paso dejándolos morir de hambre justo afuera de los muros de
la ciudad.
Cuando el rey Felipe
VI de Francia retiró
sus fuerzas de la ciudad, el alcalde de Calais
ofreció al rey inglés la capitulación de la ciudad con la condición de que los
habitantes pudieran salir libres. El rey Eduardo se negó, indignado de que
una ciudad que estaba a punto de caer y que le había costado tanto tiempo,
hombres y dinero, se atreviera a imponer condiciones. Sin embargo los propios
hombres del rey señalaron que la única culpa de la ciudad fue haber luchado
valientemente por su rey. Finalmente el rey se ofreció a respetar la vida de
los pobladores de la ciudad si seis hombres notables de la ciudad, en su lugar,
se rindieran ante él, junto con las llaves de la ciudad, vestidos en camisón y
con una soga amarrada a sus cuellos.
El alcalde de Calais hizo sonar las campanas y reunió
a los habitantes en la plaza para comunicar las condiciones del rey inglés. La
población recibió la orden con un gemido y los concurrentes rompieron en
llanto. Al poco tiempo, sin embargo, uno de los hombres más ricos de la ciudad,
Eustache
de Saint-Pierre, se levantó y dijo:
Monsieur, sería una gran
desgracia permitir que esta gente muera de hambre si podemos encontrar una
alternativa. Estoy convencido de que cumpliría la voluntad de mi Dios si me
ofreciera por estas personas y me entregara así como el primero en salir
descalzo y con la cabeza descubierta, vestido en camisa y con una soga
alrededor de mi cuello y me entregara a la voluntad del rey inglés.
Finalmente otros cinco de los
ciudadanos prominentes le hicieron compañía: Jacques y Pierre de Wissant, Jean
de Vienne, Andrieu d'Andres y Jean d'Aire. Se vistieron según los
deseos del rey y fueron escoltados por la ciudad hasta sus puertas donde se
despidieron de la multitud afligida de hombres, mujeres y niños. Se abrieron
las puertas y el alcalde salió con sus seis ciudadanos y cerró la puerta
nuevamente. De ahí acompañó al grupo hasta el campamento inglés y los dejó.
Los ingleses llevaron a los
hombres frente a la tienda del rey Eduardo donde cayeron de rodillas y
le pasaron las llaves de la
ciudad. El rey los miró con inquina y en silencio por un
largo rato antes de dar la orden de que los colgaran. Uno de los caballeros que
se encontraba cerca tomó entonces la palabra:
Mi buen rey, os suplico contenga vuestra ira. Vuestra reputación habla
de un corazón noble. No permita que un suceso como éste la avergüence o permita
que nadie pueda hablar mal de vos. Todo el mundo podría decir que vos se porta
con crueldad si condena a muerte a seis hombres nobles quienes, por su propia
voluntad, se ofrecieron a vuestra voluntad para salvar a sus ciudadanos.
La ira del rey aumentó cuando sus
propios caballeros le señalaron el heroísmo de los burgueses y con un gesto
hizo salir al caballero. Entonces su reina, Felipa de Henao se
le acercó llorando y suplicó:
Mi buen señor, desde que crucé el
mar con gran peligro, para encontrarme con vos, nunca os he pedido un favor.
Ahora os pido, como la más humilde de las ofrendas, por el Hijo y la Santa Madre y por
vuestro amor a mí, respete la vida de estos seis hombres.
El rey la miró en silencio por un
corto tiempo y dijo:
Oh, Lady, deseo que estuvieras en algún otro lugar que no éste. Me has
suplicado de tal forma que no puedo negarme: Os los entrego, haz con ellos lo
que quieras.
Felipa les retiró enseguida las
sogas y los llevó a sus aposentos donde les ofreció ropajes y una cena. Luego
los proveyó de dinero y los condujo en secreto. Pronto se encontraron en
diferentes ciudades de Picardía.
Los habitantes de Calais se dirigieron luego a territorio
francés, los más ricos tras pagar un rescate. Calais permaneció en manos inglesas hasta 1558.
Un copia de las doce que la ley
francesa permitió que se realizasen de la escultura tras la muerte de Rodin, fue comprado en 1911 por el
gobierno británico y se encuentra hoy en el bosque cercano al Parlamento, en los Victoria Tower Gardens de Londres.
José Márquez y los Burgueses de Calais |
Este post está dedicado a José Márquez. Hombre Universal y buen hermano.