Pato de Muscovy o pato criollo (Cairina moschata) |
Este pato y yo nos encontramos hace unos días en la ribera del río, y al contrario que sus congéneres que en cuanto te ven, echan a volar que se las pelan, él mantuvo el tipo y la posición mientras me dejaba retratarle a gusto. Intenté incluso que volara, jaleándolo sin éxito, y lo único que conseguí fue que se alejara displicentemente meneando la cola.
Luego me puse a investigar sobre su existencia, y de lo encontrado he entresacado una serie de curiosidades sobre este atípico pato:
La primera curiosidad es la cantidad de nombres que se le atribuyen: Pato Real, Muscovy Duck, -en Europa-, (Cairina moschata), Canard Musqué, pato criollo, -en Sudamérica-, pato mudo, pato almizclado, pato de Barbaria, pato perulero o boox-pato.
Es un pato genéticamente diferente de los patos comunes, una especie única de las selvas húmedas sudamericanas, aunque se han encontrado referencias antiguas de esta o de una raza similar en Egipto.
El Pato de Muscovy posee caruncles rojos y carnosos en su cara, sobre sus ojos y en la base del pico. (Del latín carúncula: berruga)
Sus patas están equipadas con garras afiladas para escalar árboles y ramas, hasta donde trepa para hacer sus nidos y les permite permanecer agarrado a los árboles en los que busca refugio durante la noche.
El pato Muscovy es mudo, de ahí uno de sus nombres, a diferencia de los patos comunes que son bulliciosos.
En Argentina existe una frase popular que dice: "Pato criollo, a cada paso, una cagada" en alusión a dicha especie. (Pude atestiguar de primera mano lo certero de la frase)
Es un ave rústica que no requiere instalaciones complicadas para su crianza, es resistente a las enfermedades, de alta prolificidad, precocidad en el engorde y gran capacidad para aprovechar el alimento que consume. Actualmente, está muy difundido en los países ecuatoriales de África y de Asia, particularmente en el sudeste asiático, en donde es criado para la explotación de sus huevos y carne.
Visto lo visto, como no espabile el pato berrugoso, la próxima vez que me lo encuentre, lo mismo le echo mano, le busco pareja y monto una granja y como en el cuento de la lechera, en unos años, el rey del pato criollo.
Visto lo visto, como no espabile el pato berrugoso, la próxima vez que me lo encuentre, lo mismo le echo mano, le busco pareja y monto una granja y como en el cuento de la lechera, en unos años, el rey del pato criollo.