El Nogal. Inazares (Murcia) |
¿Qué puede hacer un urbanita recalcitrante cuando amanece un día de fiesta soleado?
Muy fácil, ponerse el chándal, calzarse las deportivas de bajar a por el periódico y acercarse a la churrería de camino al kiosco, antes de pasar toda la mañana tumbado a la bartola hojeando la prensa a la espera de la hora del aperitivo cervecero, para después comer con poca gana y tomar una reparadora siesta, tras la cual, la película de la tarde de paso a la hora de la cena y con esta a la segunda sesión televisiva y a la cama para recuperarse del ajetreado día.
Y también puede, si vive en Murcia o sus alrededores, levantarse tempranito, colocarse un atuendo cómodo y campestre, con la precaución de llevar algo por si refresca y enfilar en coche, desde Murcia, la autovía C-415 hacia Caravaca de la Cruz, para continuar por la carretera C-330 de Granada, pasando por Barranda en dirección a la Puebla de Don Fadrique, y en llegando a un cruce en el que un cartel indica a la derecha la población de Inazares, tomar en su dirección y llegar al Caserío de Inazares, localidad murciana que goza del privilegio de ser la situada a mayor altura de la Región, 1.350 metros de altitud, a los pies del macizo de Revolcadores.
Se puede ir a pasar el día o de fin de semana, ya que Inazares cuenta con un complejo de casas rurales, o si se es amigo de José Ramón Carabante, conocido empresario y patrón de la escudería de fórmula 1 Hispania Racing F-1 Team, puede alojarse en su impresionante mansión en una ladera, más grande que todo el caserío.
En todo caso, una vez allí, se impone un paseíto por los alrededores respirando el aire puro de la montaña para abrir boca y despertar el apetito y cuando comiencen a sonar las tripas y la garganta empiece a sugerir con insistencia una cervecita, habrá llegado el momento de acercarse al Bar Restaurante El Nogal y dar rienda suelta a los placeres de la carne, preferentemente a la brasa, sin olvidar, ni por un momento, probar el lomo de orza y el venado en salsa, que están de quitar el hipo. Si hace bueno, comer bajo el nogal de la terraza es un lujo con la sierra de fondo y los gorriones morunos disputando las últimas migajas. Otro paseo al atardecer llevará a la cuadratura del círculo de un día de fiesta perfecto. No suele ser necesario reservar mesa, aunque tiene teléfono y está en internet.
También se puede llegar por pistas forestales atravesando la sierra camino de la Ermita de la Rogativa, pero esa será otra historia y mientras tanto, ¿Ya sabes qué hacer en un día de fiesta soleado?