martes, 4 de octubre de 2011

Una tarde en el Golf

Lago Hoyo 17. Islantilla Club de Golf

¡PLOFF!, ¡PLOFF!, y otra vez ¡PLOFF! Podría ser la conversación de los tomates del chiste que iban caminando por la carretera, pero no, era el sonido de las pelotas de golf que una tras otra se ahogaban en lago del Hoyo 17 en un vano intento por alcanzar el green.

Algunas llegaban desde bastante lejos y hasta cierto punto podría justificarse el error de cálculo, pero otras, las que hacían los mejores ¡PLOFF!, eran impulsadas apenas a unos pocos metros de la orilla, para acabar en el agua unos metros más allá. Incluso después de dropar la bola al borde del lago, esta acababa junto a sus compañeras, seguida de un encogimiento de hombros, un gesto de rabia o un sonoro taco (esto último generalmente en español)

Uno bueno fue aquel impecablemente equipado, con su buggy, su caddy, su gorrita y su sueter a rombos, que tras rebuscar en los bolsillos de su bolsa de palos, ¡sacó unos prismáticos para observar el hoyo!, que con el lago de por medio y todo, no estaría a más de 50 metros, después comprobó la dirección del aire y su intensidad, se puso detrás de la bola y apuntó con su palo al hoyo, tomó posiciones, dio un par de golpes al aire (levantando una buenas “chuletas” de césped) y tras un magnífico swing, ¡PLOFF! a 15 metros de distancia. Sin inmutarse, dropó en la orilla y alcanzó el green.

Tarde de Golf

Además de los ¡PLOFF! También resultaba interesante la observación de la actitud de los distintos jugadores: los más extranjeros, educados y silenciosos por lo general; los más de aquí, parlanchines y ruidosos, por lo general también. Algunos se hacían trampas a sí mismos cambiando la bola de sitio para mejora la posición, otros recogían las "chuletas" de hierba (los más) para colocarlas en su sitio con un par de pisotones amistosos, y los menos pateándolas con rabia.

Tras varias tardes de observación, algunas conclusiones: o el golf es muy complicado, o muchos practicantes son unos maletas; por muy mal que uno crea que lo hace, siempre habrá quién lo haga peor; y la mejor, da lo mismo lo mejor o peor equipado que vayas, lo importante es darle a la pelotita las menos veces posibles antes de meterla en el agujero.

¡A JUGAR!