martes, 15 de marzo de 2011

Mensaje subliminal

RAE. subliminal.
(De sub- y el lat. limen, -ĭnis, umbral).
1. adj. Psicol. Que está por debajo del umbral de la conciencia.
2. adj. Psicol. Dicho de un estímulo: Que por su debilidad o brevedad no es percibido conscientemente, pero influye en la conducta.

Wikipedia. Un mensaje subliminal es una señal o mensaje diseñado para pasar por debajo (sub) de los límites normales de percepción. Puede ser por ejemplo, inaudible para la mente consciente pero audible para la mente inconsciente o profunda; puede ser también una imagen transmitida de un modo tan breve que pase desapercibida por la mente consciente pero aun así, percibida inconscientemente.

 
Caldera de 1963. Monumento a la cerveza
En mis tiempos universitarios la cerveza ya corría con alegría entre la muchachada murciana; la cerveza y los cubatas, con diferencia sobre el vino, aunque el calimocho tenía cierto predicamento. Pero la cerveza era la reina y "las tascas" se ponían de bote en bote todos los días de la semana. El Paleto, La Taberna, El Candil, El Cuervo, La Cosechera, El Refugio ... y tantas otras por las que deambulábamos impenitentes al olor de los jalufos, los montaditos o las tostadas con queso fresco y sobrasada.

La caña era la medida básica equivalente a 0,25 lt., luego estaban el tubo, la jarra, el tanque y la jarra comunitaria con tres dedos de espuma; y si la querías en botella, el quinto, el tercio y el litro. Básicamente como ahora, aunque se disfrutaba más, ya que el tiempo que le dedicábamos no había que compartirlo con toda la cacharrería electrónica que ahora le quita protagonismo.

Te sentabas con l@s colegas alrededor de una mesa pequeña en taburetes de anea, con una jarra de cerveza y sus correspondientes vasos, y un plato de cascaruja o de algo más contundente si había hambre y pasta; y básicamente bebías, comías y charlabas, sin que a cada momento te sonara el móvil o estuvieras más atento al pinganillo del mp3 que a tus amigos.

Estrella de Levante. La de aquí.

Entre tanto, justo en la intersección entre Espinardo, el acceso al Campus y el camino del Cementerio, la fábrica de Estrella de Levante cumplía a la perfección con dos cometidos: el primero, producir buena cerveza e identificarla con nuestra Región, y el segundo, más sutil, dejar grabado en el subconsciente individual y colectivo, la imagen de sus grandes depósitos plateados con el anagrama de la marca, -a fuerza de pasar una y otra vez por delante de ellos camino de la Universidad y ocasionalmente del Cementerio-, de modo que pocos habitantes de la Capital, pudieran sustraerse al subliminal mensaje cervecero, que incrementa el deseo por el liquido elemento.

Y es tanta la dependencia que la rica cerveza ha generado en la sociedad murciana, que le hemos puesto un tranvía hasta la puerta y la Estrella, como Faro de Alejandría, ha donado su más preciada caldera para adorno de la intersección, que ahora se llama rotonda y promete convertirse, con el tiempo, en lugar de culto y celebración de los logros deportivos. Eso sí, habrá que instalar unas docenas de grifos y el éxito será rotundo.