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| Tornado |
Entre esas noticias recogidas en los últimos meses, una muestra: El terremoto-tsunami en Japón, el rescate económico de Portugal y la posible costalada de España a continuación, la ejecución de Ben Laden, los terremotos de Lorca, el movimiento 15-M y los okupas indignados, el batacazo electoral de los socialistas españoles, el tornado americano que se lleva una ciudad por delante, y las cenizas del volcán islandés amenazando colapsar los aeropuertos europeos.
Estas noticias han centrado la atención, cada una en su momento, de todos los medios de comunicación, las redes de Internet, las tertulias en la tele y en la radio, las conversaciones familiares y las charletas en los bares. ¿Y luego qué? Pues luego nada o muy poco:
los japoneses resignados y sin aspavientos lamiéndose sus heridas e intentando echar a andar de nuevo.
los rescates europeos perdidos entre vaticinios de las agencias de calificación, venta de deuda a intereses en alza, y protestas de los rescatados a los que el nudo de la corbata les aprieta el gaznate cada día un poco más.
La controversia creada en torno a si estuvo mejor o peor liquidar a Ben Laden sobre la marcha en vez de procurarle un juicio justo -o civilizado-, diluyéndose entre matices y diplomacias.
Los afectados por los terremotos de Lorca, con diez largos años -por lo menos- por delante para reconstruir la Ciudad del Sol, confiando en que los arreones electorales no se queden en flor de un día.
Los indignados del 15-M encantados de si mismos y convertidos en okupas callejeros de los que nadie se acuerda tras el vilo electoral.
Los del PSOE debatiendo entre primarias y congresos para ver quién salva la cara mientras los del PP sacan pecho y se arremangan para la faena.
El tornado americano que se fue con sus impactantes imágenes y allá quedaron desolados los habitantes desposeídos de todo lo suyo, como los de Lorca, como los de Fukushima.
Y como las cenizas del volcán islandés se han disipado antes de tiempo dejándonos sin catástrofes aéreas, pues el interés por la noticia se desvaneció a la misma velocidad que las cenizas.
los japoneses resignados y sin aspavientos lamiéndose sus heridas e intentando echar a andar de nuevo.
los rescates europeos perdidos entre vaticinios de las agencias de calificación, venta de deuda a intereses en alza, y protestas de los rescatados a los que el nudo de la corbata les aprieta el gaznate cada día un poco más.
La controversia creada en torno a si estuvo mejor o peor liquidar a Ben Laden sobre la marcha en vez de procurarle un juicio justo -o civilizado-, diluyéndose entre matices y diplomacias.
Los afectados por los terremotos de Lorca, con diez largos años -por lo menos- por delante para reconstruir la Ciudad del Sol, confiando en que los arreones electorales no se queden en flor de un día.
Los indignados del 15-M encantados de si mismos y convertidos en okupas callejeros de los que nadie se acuerda tras el vilo electoral.
Los del PSOE debatiendo entre primarias y congresos para ver quién salva la cara mientras los del PP sacan pecho y se arremangan para la faena.
El tornado americano que se fue con sus impactantes imágenes y allá quedaron desolados los habitantes desposeídos de todo lo suyo, como los de Lorca, como los de Fukushima.
Y como las cenizas del volcán islandés se han disipado antes de tiempo dejándonos sin catástrofes aéreas, pues el interés por la noticia se desvaneció a la misma velocidad que las cenizas.
¿Qué nos queda de este maremagnum informativo? A los afectados directos, en muchos casos, una herida para toda la vida, a los demás un run run interno que poco a poco va dejando sitio a una nueva e impactante noticia, que de sentido a esta realidad virtual en que vivimos.
Foto: Internet
