Cochinillo al horno |
Hoy el asunto va de gastronomía, alta gastronomía, diría yo, y no solo porque el lugar de degustación se encuentra en La Almazarica, un cortijo en lo alto de la sierra almeriense de Los Filabres con unas vistas de ensueño desde su Mirador de la Reina, sino porque cuenta con un cocinero de lujo, de esos mitad tradición, mitad autodidacta, que sabe cocinar más cosas que días tiene el año, y más.
Al ponerle el nombre atinaron de lleno, aunque mi “cuñao” mejora a su tocayo famoso, ya que mientras aquél sacó a su “David” de un bloque de mármol, este, que ha pasado su vida rodeado de mármol, esculpe sus mejores piezas a golpe de horno, de rodillo, de paella o de sartén.
Pan, pan, pan. |
Cuando en un mismo fin de semana se saca del horno un cochinillo con manzanas asadas de guarnición, que ya querrían en Segovia, prepara unas migas con tropezones de esas que con el frío entran de lujo, o guisa un arroz con costillejas y pimientos, que te da vergüenza rebañar el plato por no parecer ansioso, es porque tiene madera de artista.
Ese desayuno con hermosas rebanadas del pan horneado la tarde anterior, recubiertas generosamente de tomate rayado con su aliño, el plato de jamón recién cortado y los embutidos acompañando el festín, donde el café o el té son la excusa, y el chato de buen vino se hace indispensable para rematar un almuerzo que te pone las pilas para el resto del día y de la semana si te pones; solo ese desayuno, ya justifica el viaje.
Arroz y migas, migas y arroz. Difícil elección. |
Sería absurdo pasar por la
báscula después de tanto festival, así que lo dejaremos un par de días y
mientras tanto nos comeremos el último botín recolectado antes de regresar: unas acelgas silvestres, que de tiernas y frescas se deshacen, y unos
ramilletes de brócoli para equilibrar el sistema. ¡Muchacho, que manera de
comer y que rico todo!
Para el lucimiento del artista,
siempre hacen falta días de preparación y mucha colaboración: trabajo de
pinche, ayudantes, recogecosas,
ponedores de mesas, friegaplatos manual, arreglacuartos, limpiacosas, y el resultado
acaba siendo un éxito redondo, así que,
¡Gracias cuñaos!