Desde la Cuesta de Santo Domingo. Madrid. |
Foto totalmente desaconsejada de realizar si no quiere
uno cargarse la retina propia o el sensor de la cámara, o ambos a la vez. Sin
embargo, esta se disparó a ojo de buen cubero (sin mirar por el visor) y a
punto de que el sol iniciara su despedida por el horizonte, a fin de preservar
lo más posible el mentado sensor.
Y así vemos lo que nunca vemos, cómo lanza sus rayos el sol y su
magnífica simetría. (Por lo menos, a juicio del sensor que los captó)