Nilo/a |
Así es como pasan estas "cosas":
- Papá mira, que te voy a contar
una cosa...
La “cosa” es un gatito negro con
un lucero blanco en el pecho y el rabo corto y retorcido, que
te mira con cara de no haber roto un plato en su vida y de estar dispuesto a
comenzar en cualquier momento.
- Pues resulta que lo iban a
matar ... que ya se que no nos lo podemos quedar ... que solo va a ser una
noche... que tengo una amiga que vive en la huerta y quiere un gatito negro...
que soy la única que lo puede tener esta noche en casa...
Y Nilo se quedó a dormir, se tomó
su jamón de york -como está mandado-, hizo sus cosas en una caja a propósito,
pasó la noche y a la mañana siguiente se fue a su nueva casa en la huerta.
Unos días después…
- ¿A que no sabes lo que ha
pasado?, (oigo entre maullidos al cerrarse la puerta de la calle)
- Pues resulta que Nilo es gata –o sea, Nila-, y mi amiga dice que ella quería un gato, porque las hembras
enseguida se lían a tener gatitos y es un problema… y ya no la quiere.
Vuelta a montar la caja para sus
cosas, la cesta para dormir y al socorrido jamón de York, porque ella lo vale.
- Mañana sin falta le busco casa…
Y mientras tanto, Nila se pasa el
rato haciendo monerías, jugando con un corcho, una pelota o lo que le pongas
delante, porque no deja de ser un gatito pequeño y juguetón, que al menos el
tema higiénico lo controla con esmero.
Quizá hoy sea el día en que por
fin encuentre casa, o no. De momento hemos pasado a la leche tibia para desayunar
y al arroz con tropezones para almorzar y espero que la cena se la tome en su
nuevo hogar. ¿Alguien se anima?