Los notarios están de enhorabuena, o no, ya veremos. Resulta que el flamante ministro de Justicia ha anunciado que los notarios podrán celebrar bodas civiles y autorizar separaciones de mutuo acuerdo.
Teniendo en cuenta que los notarios son unos señores tradicionalmente serios, formales y muy capaces, las ceremonias resultarán todo un éxito. Claro, que yo me pongo en el pellejo de un notario dispuesto a entrar en el negocio de las bodas, y me plantearía preparar un paquete completo para el cliente, con la posibilidad de que este elija los complementos que más le interesen.
Incluso podrían ofertarse diversos tipos de paquetes, según las necesidades del personal; por ejemplo:
- El paquete solo boda: que incluiría la búsqueda de los trajes, de la iglesia, de las flores, la ceremonia, por supuesto, el convite nupcial y hasta el viaje de novios.
- El paquete familiar básico: Boda, testamento e hipoteca.
- El paquete familiar completo: Boda, capitulaciones, testamentos, compraventas, hipotecas, herencias, separación, liquidaciones de impuestos y lo que se tercie.
También podrían plantearse celebrar el convite en la propia notaría, que tiene su punto eso de que te reciba el notario en la puerta con la copa de champán, con una orquestina en el despacho del primer oficial y el piscolabis en la sala de reuniones. Y el notario, venga a dar fe: de que se casan, fe al canto, de que los regalos llegan en buen estado, más fe, de que cortan la tarta como Dios manda, otra fe. Y así, tras los postres y la barra libre, se hace más asequible firmar unas capitulaciones seguidas de un testamento y, ya en el colmo de la felicidad, la compra de una casa con su correspondiente hipoteca, a pagar alegremente en los siguientes 30 o 40 años.
Un chollo, lo que les ha caído a los notarios, un chollo. Ya te digo.
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