viernes, 6 de enero de 2012

Sin papeles


Cada cual protesta como quiere (o como puede) ¿Qué le habrá pasado a la pobre papelera para haber expulsado el contenido de su interior? Puede ser su forma de protestar por pasar la vida amarrada a un poste recibiendo inmundicias de continuo. O quizá se queje porque la falta de compañeras en los alrededores acumula sobre ella todo el trabajo sucio de la zona.

En el mundo de las papeleras también hay categorías: las hay que viajan y ven mundo en trenes, aviones y barcos; las hay elegantes, en museos, teatros o grandes hoteles; de diseño, en galerías de arte o casas de lujo. Según las calles también hay sus diferencias, no es lo mismo recoger desechos en una calle céntrica por la que pasa mucha gente, que en una de barrio, más aburrida, o en los parques y jardines de la ciudad.

Esta que protesta es de barrio, siempre ve a la misma gente y solo cambian sus vistas en función de que la estación del año cubra o despeje los árboles a su alrededor; poca cosa si se tienen aires de grandeza, pero suficiente para una papelera de barrio, que aunque humilde, cumple su función y por ello estoy seguro de que no se libró de su contenido por voluntad propia, sino por la de alguien con dificultades para subsistir en el día a día y que rebusca entre los restos que otros desechan, sin echar cuenta de lo que deja atrás.