sábado, 24 de marzo de 2012

Silencioso Diálogo

Torre en balcón

Ilustración para la descripción que el profesor Alberto Estévez hizo de la Plaza Belluga de Murcia y sus edificios singulares en 1999.

En pleno centro de Murcia, precisamente en su corazón histórico, se ha recobrado todo el carácter representativo y celebrativo con que el espacio urbano puede enriquecerse. Esto ha sucedido tras derribarse la casa que ocupaba una fachada clave –la que queda enfrente de la catedral– de la plaza con más solera de todo Murcia, la plaza Belluga. Pues, en su lugar, se ha ubicado un nuevo edificio del ayuntamiento. 

Como consecuencia, ahora, la plaza muestra una delante de la otra, en silencioso diálogo, la arquitectura de los dos estamentos de la ciudad, el eclesiástico y el civil. Por un lado, una exuberante fachada barroca de mármoles blancos y azules y jaspes rojos, constituida en dos plantas, con una parte central y dos laterales, articulada por grandes columnas corintias: la fachada de la catedral de Murcia, obra de Jaime Bort, iniciada el año 1737 y concluida el año 1764. 

Por otro lado, justo delante, una rigurosa fachada ortogonal de piedra amarilla, constituida en pentagrama horizontal, por donde se reparten rítmicamente numerosos pilares de planta cuadrada: la fachada del ayuntamiento de Murcia, obra de Rafael Moneo, iniciada el año 1995 y concluida el año 1998. Sin embargo, por voluntad expresa de su autor, el acceso principal al edificio no se ha proyectado dando a la plaza sino que se abre a la derecha, lateralmente, a la calle Frenería.

Mientras, un patio hundido en curva acaba separando al ayuntamiento de la plaza, aunque unas escaleras hacen fluida la comunicación entre ambos niveles, que son los reservados a un mayor uso público, tanto en el interior como en el exterior. Así ideado, tanto en su uso como en su apariencia, el ayuntamiento evita respetuosamente entrar en competencia directa con la catedral, haciendo un sigiloso mutis por el fondo.

Moneo: ampliación de ayuntamiento en Murcia. 1999 
Publicado en: Architektur Aktuell, nº 235, pp. 60-71, Viena (Austria), noviembre 1999.

Fuente: http://www.albertoestevez.com

4 comentarios:

Juan Guillamón dijo...

Mira, siempre he mantenido que el Moneo tenía algo de barroco pues esconde algún truco y es que detrás de cada una de sus ventanas, dispuestas sin aparente orden, se esconde una postal distinta dela Catedral.

Margil.Dibo dijo...

Eso es por tener la mente abierta y el ojo entrenado.

ATerrer dijo...

Espero que hayas colgado esta foto en "Reflejos" de Panoramio.

Josecito dijo...

Porque un silencio, al igual que una imagen, vale más que mil palabras.