sábado, 30 de octubre de 2010

El buitre murciano


Buitre leonado (Gyps fulvus)
De nuestros veranos pirenaicos tenía constancia directa del vuelo majestuoso de los buitres; ya los conocía del Hombre y la Tierra, cuando Félix Rodríguez de la Fuente nos metía la Fauna Ibérica en casa a través de la tele. No es lo mismo, al natural el espectáculo gana más, puedes seguir las lentas espirales ascendentes propiciadas por las corrientes térmicas, que les aupan en el cielo sin aparente esfuerzo, seguidas de vertiginosos descensos con su envergadura replegada buscando tierra. 


En el Pirineo digo, pude observarlos por primera vez y en gran abundancia, en los roquedales próximos al Monasterio de San Juan de la Peña, desde unos fantásticos miradores en la carretera que sube serpenteando  desde Santa Cruz de la Serós hasta el monasterio antiguo, primero, y  al monasterio  nuevo, después.

También los vi, en cantidad, en las inmediaciones del Ibón de Estanés, -subiendo por el lado francés- tras una larga caminata, dando buena cuenta de un caballo muerto y organizando un tremendo escándalo de aleteos, graznidos y furiosos picotazos, que aun en la distancia producía una fuerte impresión, muy diferente a verlo por televisión. El ciclo de la vida, que diría aquél.

Cuando llegamos a Archivel, poco conocíamos del noroeste murciano, de sus sierras, de sus bosques y de su fauna, por eso, me sorprendió agradablemente observar el plácido vuelo de los antiguos conocidos sobre mi cabeza, en los cielos murcianos.

En la cercana Sierra de Mojantes, declarada Zona de Especial Protección de Aves, tienen su base estas espectaculares aves, que desde sus buitreras se descuelgan a diario por los limpios cielos, buscando su sustento en una zona en la que abunda el ganado lanar, y cuyos ejemplares muertos en muchas ocasiones constituyen su alimento.

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