tu chico nos convocó el domingo con el móvil para una quedada el lunes por la tarde, y nos juntamos un montón; no fue para tomarnos una cerveza en el 5 Estrellas y menos mal, porque no cabemos tanta gente, además, no habría sido lo mismo sin ti.
Así que nos reunimos en San Benito, y mientras el señor de la estola verde hablaba de sus cosas, yo te recordaba animando a nuestras hijas durante sus partidos de voley por esos pabellones de Dios, donde hacía más frío aún que en San Benito ayer. Recordaba tu entusiasmo y tú urgencia por exprimir y disfrutar hasta la extenuación la aventura de tus hijos en la vida, sin perderte ni uno solo de sus buenos o malos momentos. Lo abarcabas todo con ese buen humor con el que no podían las mil y una perrerías que te hicieron para robarle tiempo al tiempo, y que tú regalabas a manos llenas a los que te rodeaban.
En silla de ruedas te llevó tu chico al último partido en que nos vimos y al que vino hasta la abuela, allí estaba tu risa grande y contagiosa, tu sonrisa socarrona, poniéndote los obstáculos por montera. Ni una queja, ni un mal gesto, eso lo dejabas dentro, y tu niña se dejaba el alma en cada salto, cada saque, cada remate, haciendo gala de la ganadora que lleva dentro y que supo sacar de ti.
Dicen que es bueno tener amigos hasta en el infierno, y será verdad, pero yo prefiero si dudar tenerte a tí allá donde estás, y no es por darte coba, es que no todos tienen a quién recurrir cuando las cosas se tuercen, y ahora tú estás atenta a que no le falte de nada a los tuyos, igual que has hecho siempre, ahora lo tienes más fácil, porque aunque no te presentaste voluntaria, te han ascendido en el escalafón y tienes más mano.
Ayer, entre todos los que quedamos, nos reencontramos con tus amigos, tu familia, con la gente del equipo, con las niñas, con tu chico grande, con su cazadora en la que se siente cómodo, y tus chicos más pequeños, tan formales, tan guapos ¡qué buena escuela! A tu peque le dije lo que la echamos de menos; sin el voley de por medio, nos vemos poco y ¡se está haciendo de mayor!, como la mía, pero eso tú ya lo sabes y seguro que esa mano que ahora tienes con el de arriba, se la pasarás protectora a ellas en su difícil transitar por este complicado mundo, sin olvidarte de nosotros, a quienes también nos viene bien una manita de vez en cuando. Aunque ahora que lo pienso, puede que ya nos la hayas echado y si es así, para ser novata, no te ha salido nada mal. No te duermas en los laureles que tienes mucha faena por delante y seguimos teniendo pendiente unas cañas y unas risas.
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