miércoles, 6 de abril de 2011

La anciana chatarrera


Fibra óptica
 Leyendo la prensa en Internet, además de las noticias cotidianas, de vez en cuando te encuentras joyas como la de la anciana georgiana que tijeras en mano liquida el cable de fibra óptica entre Georgia y Armenia, dejando al 90 % los armenios a la Luna de Valencia sin Internet durante medio día, que con toda seguridad supieron dedicar a menesteres igualmente interesantes.

Pondría la mano en el fuego, sin riesgo a quemarme, a que dentro de nueve meses nacerán un buen número de armenios chiquitos gracias al apagón informático de la abuela chatarrera. Esta es la noticia:

Detenida una mujer de 75 años tras dejar a Armenia sin conexión a Internet. Buscaba chatarra.

Afp. Tbilisi

Una georgiana de 75 años de edad ha sido detenida por cortar la conexión de Internet de la totalidad de Armenia.

Cable de fibra óptica
El pasado 28 de marzo la jubilada descubrió el cable de fibra óptica que suministra la conexión web entre Georgia y Armenia mientras buscaba chatarra. Reconociendo el valor del cobre contenido en el cable, la anciana decidió cortar y robarlo, y al hacerlo interrumpió el servicio de miles de usuarios en el país vecino.

"Al cortar el cable, desconectó a miles de personas", confirma Zura Gvenetadze, portavoz del Ministerio del Interior de Georgia. La señora fue detenida hace unos días, acusada de dañar propiedad estatal, pero Gvenetadze dice que "se ha tomado en consideración su edad avanzada, y se le ha puesto en libertad hasta que se celebre el juicio". Si se la juzga culpable del delito, la jubilada podría pasar tres años en prisión.

La empresa que mantiene el cable, Georgian Telecom, dice que el daño al sistema informativo nacional fue serio, y que el 90% de los usuarios en Armenia se encontraron sin conexión a la Web durante casi 12 horas. "No entiendo como logró encontrar el cable", asegura el jefe de marketing de la empresa, Giorgi Ionatamishvili. "Está enterrado en el suelo".

En 2009 los internautas de la ex república soviética también se encontraron desconectados tras producirse una situación idéntica en la que un chatarrero encontró otro cable y decidió intentar robarlo.

Lo dicho, una joyica informativa que dibuja una sonrisa en el lector entre tantos sapos y culebras que nos tragamos a diario, aunque sea a costa del disgusto que se han llevado los armenios al no poder navegar en los procelosos mares ópticos de Internet por un día. A ver si los de la Georgian Telecom se gastan algo más de pasta y entierran sus cables más profundo a salvo de abuelas y chatarreros.

En cuanto a por qué la anciana está tan puesta en el valor del cobre, esa es otra historia que otro día vendrá a cuento. Y colorín colorado...

Fotos: Internet

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