Con todo lo que nos vienen machacando por tierra, mar y aire con el dichoso sorteo, ¡Cómo para no probar suerte! y además la ONCE es una buena causa.
Este es el sorteo de los capicúas, el 11 del 11 del 11, fecha gloriosa que se repetirá Dios mediante dentro de poco más de un año, el 12 del 12 del 12, festividad de Ntrª Srª de Guadalupe, conocida por sus milagros, y que ya será el acabose. Veremos la campaña que montan.
Y hablando de campaña, los señores de la ONCE cuentan con creativos de primer nivel, con anuncios de lo más original y que ya quisieran para sí los de la Coca-Cola. Claro que los primeros juegan con ventaja, empiezan a poner ceros detrás de un número y al personal que está más tieso que la mojama, les hacen los ojos chiribitas.
Puesto a tentar a la fortuna, he comprado un número capicúa, como el sorteo y terminado en 20, “España” me ha dicho una viejita que compartía quiosco conmigo, "el 20 es España, seguro que le da suerte".
Se me avecinan cuatro días mágicos hasta el sorteo, con toda la ilusión intacta, porque para eso compramos décimos, cupones o boletos, para imaginarnos suertudos por un momento, cerrando los ojos y dejándonos transportar a los confines de nuestra imaginación para construir un futuro distinto, mejor o peor, pero distinto, en el que el mayor esfuerzo consistirá en la administración de nuestra fortuna sobrevenida.
Buenos propósitos en el reparto, causas justas, necesitados, familia, amigos... Quizá la diosa Fortuna se decante esta vez por mí. ¿Por qué no? Lo único que hay que evitar es caer en el racionalismo de las frías estadísticas, que como un jarro de agua helada nos harían regresar de sopetón a la cruda realidad, echando a perder cuatro días de ilusión.
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