miércoles, 1 de junio de 2011

Una Familia Especial

 
Buena compañía para tomar un culín de sidra

Vegameoro es una aldea perteneciente al municipio de Cangas del Narcea, en el Principado de Asturias, que se encuentra enclavada en el Valle del Naviego, dentro de la Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbas. Solo he estado un día allí y ya hace cuatro años, pero el recuerdo de aquella comarca excepcional, sus paisajes, sus colores y sobre todo su gente, permanecen nítidos en mi memoria.

Pero nunca habría conocido Vegameoro si no se hubieran dado una serie de circunstancias que lo procuraron: una fallida casa rural en pleno mes de agosto que nos hizo recalar inopinadamente en Cornellana, pueblín asturiano en el Camino de Santiago, donde gracias a la hospitalidad de sus gentes conseguimos una casa para nuestras vacaciones, y sobre todo, a José Luis, empeñado desde que supo de mi viaje a Asturias, en que conociera a su familia.

Su familia asturiana, la que hace mucho tiempo le acogió cuando Agus le dio el visto bueno y con ella, toda su familia. Todos hicieron un buen negocio, porque José Luis es un tipo encantador y la familia no le va a la zaga. El mero hecho de ser amigos suyos nos procuró una calurosa acogida que hizo sentirnos como en casa o mejor. ¡Que buena gente! Nos llevaron a la sierra, al Puerto de Leitariegos, a la Laguna de Arbas, con el orgullo de saberse privilegiados en aquel rincón del mundo, ¡y encima hizo un día radiante de sol!, y comimos y charlamos y nos conocimos y conectamos, e hicimos amigos para toda la vida.

María y Luis

Ya ni me acuerdo de cuándo conocí a José Luis, aunque lo primero que me llamó la atención de él fue que un ingeniero agrónomo estuviera enrolado en una empresa constructora, cuando lo suyo sería estar manejando los recursos naturales renovables en forma racional y dedicándose a temas medioambientales. Pues no, lo suyo es la obra civil y a ello dedica su tiempo.

Hasta aquí lo normal, pues durante la vida profesional conoces multitud de personas con las que trabas una relación fundamentalmente de trabajo, sin estrechar más lazos que los laborales. Por eso, cuando se te cruza alguien como J.L. que te escucha, que respeta tu opinión, que no te exige, que cuando necesita algo da cuarenta vueltas esperando que seas tú el que averigües lo que quiere, por no molestar, te das cuenta de que estás ante alguien especial, y si no eres bobo (y no lo soy), decides cultivar su amistad y eso llevo ganado en este tiempo.

Agus y José Luis
Ya se que ir a una boda y acabar hablando de un señor con barba y gafas no es lo más común, pero es que este tipo tiene poco de común y Agus, la estupenda –en todos los sentidos- señora que le acompaña, lo sabe y lo guarda a buen recaudo.

Luis y María han celebrado su boda soñada en el Altar Mayor de la Catedral de Murcia, en una mañana radiante de mayo florido, caminando hasta el altar desde casa por la alfombra roja.

José Luis y Hugo

Que se quieren salta a la vista, son una pareja joven y radiante, con toda la vida por delante y una familia cercana como pocas, y dispuesta a apoyarles en todo y para todo. Conocí a Luis en la boda de su hermano Hugo, y como él, tiene la inmensa suerte ¿quién soy yo para decirlo?, de contar con un padre excepcional. Y ahora el padre se convirtió en abuelo y ya hay alguien más para disfrutarlo.

Solo un pero al personaje. No iba a ser perfecto, resulta que es forofo del Madrid y eso, para algunos puede llegar a ser imperdonable, aunque para otros sea la guinda del pastel. ¡Ala José Luis! ¡Ala Madrid!

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