El pasado día 3 y a propósito de la iluminación navideña, le tiré una puyica al Corty por prescindir del Nacimiento en la decoración navideña de sus fachadas nobles y hoy, compungido, me veo en la moral obligación de rectificar.
Porque el Corty tiene más fachadas, aparte de las que dan a la calle salón que le ha montado el Ayuntamiento en la Avenida de la Libertad y la contigua al yacimiento árabe de San Esteban. Tiene la fachada trasera en la calle Condestable; ahí, donde las rejillas de ventilación y sobre los portones de la entrada de mercancías, ha instalado el viejo Nacimiento luminoso que yo recordaba.
Cuestión de oportunidad y marketing. Hoy lo he entendido, el Corty no abjura de nuestras viejas tradiciones religiosas, solo se trata del lógico cambio de ubicación motivado por el barrio árabe recién excavado, que se ha llevado por delante el Jardín de San Esteban, donde tradicionalmente el Corty instalaba su macromontaje de Cortylandia, el cual ha ido a parar a la fachada Libertaria, relegando al Nacimiento a la trasera para goce y disfrute de los esforzados transportistas, que un día tras otro acuden al portal.
A los niños de hoy, les pone mucho más Cortylandia que el Niño Jesús y su parentela, y el Corty lo sabe, y como futuros clientes que son, practica con ellos la vieja máxima del comerciante: "El cliente siempre tiene la razón". Por otro lado, y después de ver a un niño de unos cuatro o cinco años, armado con una "espada globo", escalar el banco que da acceso en Santo Domingo a un Nacimiento iluminado que hay allí sobre un parterre, y emprenderla a globazos con la cuna y su ocupante ante sus contemplativos padres, quizá sea mejor que el Santo José y los suyos, se refugien en la trasera del Corty, donde al menos, podrán pasar tranquilos la Navidad.
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