Que la tele proporciona mucha información innecesaria y a todas horas es una obviedad. Que cuanto más se adornan con una pizca de morbo determinadas noticias, atraen más espectadores, es otra obviedad. Que las buenas noticias generalmente no venden, resulta palmariamente obvio.
Con tanta obviedad, lo que generalmente hace uno es poner el piloto automático selectivo cuando enciende la caja tonta, y según el entrenamiento de cada cual, filtra lo que le interesa. Hoy estaba en pleno ejercicio automático durante la comida, cuando tres noticias seguidas, convenientemente ilustradas con sus correspondientes vídeos han desconectado mi piloto, a saber:
1ª Un grupo de jóvenes descerebrados correteando por el arco de un puente a considerable altura en Valencia, actividad sumamente peligrosa pero escasamente castigada legalmente.
2ª Otro grupo de descerebrados, igualmente jóvenes, lanzándose desde el tejado de una casa atados a una goma estilo "puenting", con grave riesgo de desparramarse contra las paredes, entre grandes risas de los artistas y el asombro del presentador mientras describe la acción.
3ª Una madre desesperada grabando en vídeo las atrocidades de su hijo adolescente con la pretensión de que los servicios sociales se hagan cargo de él, antes de que este se la cargue a ella.
Y me he acordado de la reincidencia veraniega en el conteo de pobres descerebrados (literalmente), que uno tras otro se lanzaban a la piscina desde los balcones de sus hoteles vacacionales. Ya entonces me pregunté sobre la necesidad de contar todos y cada uno de los episodios descritos, con todo lujo de imágenes y detalles morbosos.
¿Es necesario mostrar a nuestros jóvenes y adolescentes cómo se escala un puente, se salta de un balcón o de un tejado con total desprecio por las consecuencias y la propia vida, de forma tan atractiva y sugerente?
¿Es necesario difundir continuamente agresiones entre iguales, a incapaces desvalidos, a docentes, a padres y madres atormentados, a ciudadanos anónimos, victimas de ególatras retroalimentados por la emisión de sus hazañas?
¿Es necesario fomentar el mimetismo fruto de la despersonalización irracional, que identifica a muchos integrantes de las nuevas generaciones que ni se forman ni se informan, y solo en la emulación encuentran sentido a sus existencias?
Y todo ello amplificado hasta el infinito por la más moderna, descontrolada y peligrosa caja tonta: El ordenador personal, cuando como ventana a Internet, da su chance a los ciberheroes y sus hazañas, que campan por la red al alcance de cualquiera, con un inocente ¡clic!
El derecho a la información ha de conjugarse con mayúsculas sin oponerse al derecho a la dignidad, a la intimidad y de rebote, al derecho a la vida.
Ilustraciones: Internet
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