Llegar el frío y escacharrarse el calentador ha sido todo una. Que parece que estuviera esperando el momento oportuno para quedarse KO. Ya llevaba avisando varios días, abrías el grifo del agua caliente y que si quieres arroz, Catalina. Después de probar varios grifos y toquetear los botones del flamante Saunier Duval (todavía en garantía), de repente se encendía.
Pero esta mañana ha dicho que no, tozudamente, no, así que no ha quedado más remedio que un frío y rápido lavoteo. Se impone llamar al fontanero de cabecera, que además fue el que instaló el aparato como lo mejor de lo mejor. Que no puedo ir, que estoy fuera toda la mañana pero intentaré pasar en algún momento. El día avanza y el problema persiste. Por la tarde nueva llamada y teléfono del servicio técnico que no puede venir hasta el viernes ¡Y estamos a miércoles!
Definitivamente hoy no habrá agua caliente, y van dos días. Se impone buscar soluciones y recurrir a la de toda la vida: Las ollas al fuego y a calentar agua. Menos mal que no hemos sustituido las bañeras por pies de ducha, porque en ese caso, mala solución habríamos tenido. Así que mal que bien, hemos conseguido apañar unos bañitos con los que capear la situación.
Poema:
De todo se saca lección
y para el futuro, la bañera,
será una buena elección.
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