En día tan señalado y capicúa, proclive a supercherías y paparruchas, no podía por menos que traer un par de noticias breves y perturbadoras de esas que por chicas y escondidas, pasan desapercibidas en los periódicos.
Según leo, es más que posible que de aquí a poco, la población mundial, esa que ha alcanzado los 7.000.000.000, que ya son, se vea drásticamente reducida merced a los pepinazos nucleares del “puño de hierro” iraní, que se las tiene tiesas con los israelíes y todos sus aliados. Así lo proclamó, al parecer, el ayatolá Jamenei en una arenga a sus cadetes.
Me malicio que no va a quedarnos más remedio que contener la respiración, aunque nos muramos por ello, con tal de no inhalar el agente nocivo que propaga el “síndrome de Kawasaki”, ni las partículas radioactivas que nos traiga el viento procedente de las bombas iraníes (si es que las tienen)
Espero que a los descendientes de los medos y los persas no les de por cargarse una civilización que sus antepasados comenzaron a construir hace más de 4.800 años y que al “bicho” de Kawasaki se lo lleve el viento al espacio sideral, para hacerle compañía a la basura espacial que de vez en cuando ponemos en órbita.
¡Y que celebremos en paz y armonía todos los capicúas que el tiempo nos depare!
1 comentario:
Ya sólo nos queda un capicúa más para celebrar.
Lau
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