Macaón Chupaleche (Iphiclides podalirius L.) |
Esta Chupaleche formaba parte de un enjambre espectacular que se arremolinaba en torno a un grupo de cardos negros, una cálida mañana de agosto a la orilla de una pista rural. Al contrario que en otras ocasiones, este nutrido grupo de mariposas no se espantaba al acercarme a ellas, lo que me permitió fotografiarlas a gusto mientras me rodeaban con sus rápidos vuelos saltando de flor en flor.
Esfinge de las Lechetreznas (Hyles euphorbiae L.) |
Un mañana temprano, muy temprano de ese mismo mes de agosto, despuntando el sol, la Esfinge se aprestaba a pasar el día amodorrada en un rincón cuando cayó en nuestro poder. Un vez se fue espabilando, desplegó sus alas, estiró las antenas, vibró toda ella y se fue volando a donde no la molestaran. Esta polilla nocturna con forma de avión de combate debe su nombre a que se alimenta de lechetreznas, de la familia de las euforbias.
Estas malas hierbas, aparecen en cultivos de secano, márgenes de caminos y zonas removidas; toda la planta es muy tóxica por su látex fuertemente vesicante e irritante, esto es, tiene muy mala leche. En ocasiones, osados curanderos han aplicado su látex sobre verrugas y eczemas rebeldes, aunque su uso no es recomendable. Por vía interna es muy tóxica, así que la mejor recomendación con esta planta es la de ni se toca, ni se chupa, ni se come, salvo las Esfinges, a quienes les sienta divinamente.
La venta al público de la planta entera está prohibida o restringida por razón de su toxicidad, lo cual, no deja de ser un brindis al sol, porque, ¿quién va querer comprar una hierba tan puñetera y que además está en el campo al alcance de cualquiera?
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