lunes, 4 de julio de 2011

Corte


Corte montañoso. (La Cueva, pedanía de Monteagudo. Murcia)


¿Cuántos cortes conocemos? Unos cuantos, así de primeras, el “corte de helado”, que ya casi no se lleva, salvo si compras la barra de helado y las galletas en el super. Otro corte conocido es el “corte de mangas”, muy utilizado para demostrar un cierto sentimiento de enojo con algo o alguien. Otro corte famoso es el “Corte Inglés” y su primo pequeño “Cortefiel”, que nacieron a partir del famoso “corte sastre”.

Los americanos del norte y del sur tienen sus “Corte Suprema de Justicia”, que vienen a ser como nuestro Tribunal Supremo, pero en corte, y casi todos tenemos nuestra propia "Corte Legislativa". Hay un corte del que solo se libran los calvos, el “corte de pelo” y otro que suele ocurrir al manipular un jamón, el “corte de dedo”. El “corte” a secas, es el que nos llevamos cuando nos interrumpen brusca y vergonzantemente y nos llevamos un chasco, como cuando le hacemos la “corte” a alguien y nos da calabazas.

Pero es que hay más: la “Corte” de los Reyes, en la que todo el mundo quiere estar y que es despreciada por quienes no lo consiguen; luego está el “re-corte”, muy de moda en estos tiempos y que suele tener que ver con los dineros de uno y pone de bastante mal humor, tanto o más que el “corte de la luz” o el “corte del agua” o el “corte del gas”, inoportunos como el que más cuando se producen.

Los magos te toman el pelo cuando te piden que hagas un “corte” a la baraja de cartas, y los tahúres lo utilizan para hacer trampas en el juego, y si quieres quedar como un profesional de las cartas, no hay nada como hacer el “corte” con una sola mano.

La naturaleza con sus caprichos, también tiene sus cortes, como el de la foto, un pedazo de “corte en la montaña”. Aunque este a lo mejor es un “tajo”.

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