Este blog es así, como el Guadiana en tiempos de sequía. Desde marzo para colgar una foto de Rocío jugando al voley para hacerla famosa y resulta que ya no le gusta y que tiene otros intereses menos deportivos en su vida. Esto no tiene nada que ver con el título de esta reflexión: ¿Alzheimer?. Esta tarde me he sentado para echar una siesta rapidilla con un run run en la cabeza, ¿Como se llama esa estación de tren abandonada tan bonita que hay en un valle del Pirineo cerca de Jaca? Sin éxito en el recuerdo me he dormido con la sensación de que ese señor alemán quizá me esté rondando como al amigo Maragall. Me desperté inquieto con el mismo run run, ¿Como se llama la condenada estación?, con su paseo de los melancólicos que la circunda y la fuente negra pasado el castillo de las alturas donde nos bañamos de aquella manera. Me acuerdo del bar a pie de carretera con sus estupendos platos de huevos fritos con de todo ¿Y las croquetas?. Marián, ¿Como se llama la estación de tren del Pirineo que ....? Canfranc, Estación de Canfranc, contesta con tranquilidad. Yo desconfío, no me suena el nombre, para mí que era más largo. Que sí, Canfranc, es Canfranc. Al fin el nombre y los recuerdos se abren camino: El majestuoso edificio abandonado, los andenes vacios, los viejos vagones diseminados por las vías y los apeaderos, la hierba alta por doquier, los hayedos que circundan todo el conjunto, el silencio espeso y antiguo, el túnel oscuro y vacío, los aislantes de cable de recuerdo. Un tesoro abandonado en un país en el que solo se pone en valor lo que pueda producir réditos electorales, y ya casi, ni eso. En fin, un simple olvido de nombre, pero los recuerdos, las sensaciones, los olores y los colores siguen frescos en mi cabeza. Lo siento Sr. Alzheimer, esta vez no.
2 comentarios:
Es una pena que tengan que pasar cuatro años. Anda, no seas perezoso y escribe.
Hasta yo me acuerdo de todo eso.
Papa, cuando volvemos al Pirineo?
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